La Denominación de Origen “Sierra de Segura” se prepara para la lucha contra Plaga de la mosca del olivo campaña 18/19

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Llega un verano más, y aparejado a las altas temperaturas y escases de precipitaciones, empieza a volar por nuestros olivares la “mosca del Olivo”. Este insecto, de un tamaño bastante inferior a la mosca común, y que utiliza la aceituna para su puesta de huevos y desarrollo de larvas, es necesario tenerlo controlado para evitar que provoque daño económico en la Denominación de Origen Sierra de Segura. Lo cierto es, que actualmente es con creces, la plaga más difícil de controlar y la que afecta en mayor medida a la calidad del fruto y por ende, al aceite resultante.

Por ello, un año más, el Consejo Regulador, siendo claro conocedor de la importancia del control de esta plaga para que la aceituna que recibe las almazaras se encuentre sana y así obtener aceite de oliva virgen extra certificado, se pone a trabajar para monitorizar esta plaga y actuar mediante tratamiento colectivo, bien terrestre o aéreo, en toda la comarca y municipio de Chiclana de Segura. Tratamiento por cierto que, a ser por parcheo, utiliza menos de la cuarta parte de producto fitosanitario que el que se utiliza de manera individualizada, por lo que sumado a que solamente se fumiga aquellas zonas donde el nivel de plaga supera el umbral de “daño económico”, hace que sea un control con una clara vocación de conciliación entre el desarrollo rural y protección del medio ambiente.

Desde el Consejo Regulador siempre se insiste en hablar de evitar el “daño económico” de la plaga, de realizar estrictamente los tratamientos necesarios, y  en ningún caso de buscar su erradicación (del insecto). Esto es porque además de que es inviable económica y medioambientalmente hablando, la mosca del olivo, como cualquier otro insecto, tiene sus propios enemigos naturales, por lo que un tratamiento inadecuado puede no solamente acabar con la mosca del olivo, sino con toda la fauna auxiliar, y romper el “frágil equilibrio” existente.

La mosca del olivo genera “galerías”  en la pulpa que provoca pérdida de peso del fruto, caída adelantada del mismo al suelo o entrada de microorganismos y levaduras que da lugar a defectos sensoriales en el aceite producido.