Josefina Manresa salvó el legado de Miguel Hernández que hoy se expone en Quesada

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Una conferencia organizada por el Centro Andaluz de las Letras destaca la figura de la esposa del poeta, dentro del ciclo ‘Mujeres de Libro’.

Josefina Manresa es un ejemplo de preservación de la memoria literaria, a pesar de los tiempos difíciles. Una determinación que permitió a la esposa y fuente de inspiración del poeta Miguel Hernández salvar su legado. Manuscritos y documentos de los más de 5.000 que se exponen en el Museo Miguel Hernández- Josefina Manresa, en Quesada, fueron salvados ocultos en un viejo baúl que Manresa había heredado de su madre, donde tradicionalmente se guardaba la ropa de cama. Una conferencia organizada por el Centro Andaluz de las Letras ha destacado este lunes la figura de la esposa del poeta dentro del ciclo ‘Mujeres de Libro’, con el que la institución cultural dependiente de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico ha celebrado el Día Internacional de la Mujer.

La Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, a través de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, conmemora el Día Internacional de la Mujer con un programa de actividades en todas las provincias con el objetivo de visibilizar el papel de la mujer en nuestra literatura y rescatar las figuras de muchas mujeres olvidadas. En Jaén, el escenario del homenaje a la mujer ha sido el Museo Miguel Hernández-Josefina Manresa en Quesada. La directora del museo, Rosa Valiente, recordó la historia de conservación del legado del poeta que hizo su esposa Josefina Manresa.

El delegado Jesús Estrella ha destacado que el programa rescata figuras femeninas olvidadas de la literatura, personas imprescindibles como Josefina Manresa que aún siguen siendo invisibles para muchos, aunque en Jaén y Andalucía se le rinde justo tributo.

‘Mujeres de Libro’ se celebra en Andalucía entre el 8 y el 9 de marzo con paseos literarios siguiendo la huella de escritoras, conferencias para rescatar el trabajo e investigaciones de mujeres olvidadas, recitales de epistolarios como ‘Preciadas cartas’ o la recuperación de historias de mujeres a través de la historia oculta en un cuadro.

Josefa Manresa Marhuenda, más conocida como Josefina Manresa (Quesada, Jaén, 2 de enero de 1916-Elche, Alicante, 18 de febrero de 1987), fue la esposa y principal fuente de inspiración del poeta español Miguel Hernández.

Como persona, su vida puede ser considerada el resignado reflejo de una época en la que ser mujer al tiempo que viuda de un poeta fallecido en la cárcel no resultaba fácil. Los estudiosos de la obra hernandiana coinciden en señalar que, sin su trabajo, gran parte de los textos del poeta oriolano se hubiesen perdido para siempre.

Hija de un guardia civil de segunda clase destinado en el cuartel de Quesada, la familia regresa en 1927 a la provincia de Alicante, de la que son originarios, donde –desde los 13 años– trabaja como aprendiza en varios talleres de costura, primero, y una fábrica de seda después asistiendo sólo dos años al colegio de monjas de la Beneficencia.

Aunque ya le han hablado de él e incluso ha visto ejemplares de su Perito en lunas (20 ene. 1933), hasta el 15 de agosto de ese año (durante la feria de Orihuela) no conoce personalmente a Miguel Hernández, con quien, después de tres años y medio de noviazgo, contrae matrimonio civil el 9 de marzo de 1937 en el Juzgado de Orihuela, tras lo cual se establecen en Cox (Alicante).

El 4 de marzo de 1942, se lleva a cabo la boda canónica en el «Reformatorio de Adultos» de Alicante, veinticuatro días antes de la muerte del poeta. Años más tarde, la propia Josefina dice de esta etapa: “Yo no soy nadie para conceder entrevistas. Soy simplemente una mujer sencilla y tímida de la que Miguel
Hernández se enamoró. Yo era muy joven entonces”.

Casi a renglón seguido, los flamantes esposos se trasladan a Jaén capital (casa n.º 9 de la antigua calle La Llana, actual Francisco Coello, n.º 9), desde donde el poeta –a las órdenes directas del controvertido dirigente comunista italiano Vittorio Vidali– participa activamente en la contienda como comisario cultural y
director del rotativo Altavoz del Frente Sur. Pero el inminente fallecimiento de la madre de Josefina obliga a ésta a regresar un mes después a Cox, donde la joven –que está ya embarazada– queda a cargo de sus tres hermanas menores.
En plena guerra civil, nacen en Cox sus dos hijos: Manuel Ramón (19 dic. 1937), fallecido prematuramente el 19 de octubre del año siguiente, y Manuel Miguel (4 ene. 1939-23 may. 1984).

“Cuando acabó la guerra, teníamos la casa en Cox. Miguel decidió marcharse a Sevilla con el propósito de refugiarnos algún tiempo en la finca de un amigo. Pero este le dijo que no era posible porque temía que los caseros lo descubrieran. Así que decidió marcharse a Portugal. Después de pasar la frontera, la Policía portuguesa lo detuvo y lo entregó inmediatamente a la española”, recoge el libro «Con Josefina Manresa, la de Miguel Hernández», de José Monleón.

Así, desde mediados de 1939 hasta principios de 1942, Josefina dirige a su marido –recluido sucesivamente en las cárceles de Torrijos, Conde de Toreno (Madrid), Palencia, Penal de Ocaña (Toledo) y, por último, el «Reformatorio de Adultos» de Alicante («Cuando trajeron a Miguel, yo me fui a vivir a Alicante, para
estar cerca de él. Vivía en casa de una hermana suya…») – una serie de cartas de tono resignado, en las que, en algún momento, se detecta su precaria situación económica, lo que lleva a Miguel a escribir uno de sus poemas más conocidos:

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
(Nanas de la cebolla -fragmento-, septiembre de 1939).

Tras la muerte del poeta el 28 de marzo de 1942, Josefina dedica el resto de su existencia a la recopilación y protección de su legado literario, celosamente escondido «en un baúl que heredé de mi madre, donde se guardaba la ropa de cama…».

A principios de septiembre de 1964, un grupo de quesadeños entre los que se encuentran Cesáreo Rodríguez-Aguilera, su esposa, Mercedes de Prat, Antonio Navarrete (alcalde) y Bienvenido Bayona, consiguen que –casi cuarenta años después– Josefina vuelva a su pueblo natal.

“Estando en Jaén con Miguel, le expresé mi deseo de ir a conocer mi pueblo, y a él también le ilusionaba conocerlo y complacerme; pero resultó Quesada estar más lejos de Jaén de lo que nosotros creíamos, y no había un medio fácil para ir, y por mi precipitada estancia allí nos quedamos con ese deseo”.
Manresa, Josefina (2010; 3.ª edición). Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández.

Ante la renuncia del Ayuntamiento que inicialmente albergaba el legado del poeta, se llevaron a cabo encuentros entre el Ayuntamiento de Quesada, la Diputación Provincial y los familiares de Miguel Hernández, que se materializaron en la firma el 14 de agosto de 2012 de un protocolo que permite el traslado de la colección al Instituto de Estudios Giennenses y posterior exposición en el edificio del Museo Zabaleta de Quesada.

Entre las más de 5.600 piezas que, aproximadamente, componen la colección, destacan sobremanera los manuscritos de libros como el Cancionero y romancero de ausencias, poemas como Tus cartas son un vino, Aceituneros, la Canción del esposo soldado…; o las famosas cartas a Josefina, pasando por objetos personales como un pañuelo de seda que le regaló en 1937 o la polvera que le trajo de su viaje a la Unión Soviética, ya casados, en septiembre de ese año.