El CREA “Quiebrajano” implica a la sociedad en la recuperación de especies amenazadas

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El Centro para la Recuperación de Especies Amenazadas “Quiebrajano” (CREA) implica a la sociedad civil en la recuperación de animales salvajes con un modelo de gobernanza colaborativa que permite sensibilizar a los jienenses sobre la importancia de conservar la biodiversidad de nuestro medio natural y actuar frente al cambio climático. Así lo ha destacado la delegada del Gobierno, Maribel Lozano, durante su visita al centro que gestiona la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible.

La delegada del Gobierno ha estado acompañada por la delegada territorial Soledad Aranda y ha agradecido “la importante labor del personal del centro, cuya función social y educativa es esencial para la transición de Jaén hacia un nuevo modelo económico donde el medio ambiente tenga un protagonismo central”.

En este sentido, la delegada ha puesto el CREA como un ejemplo de gestión colaborativa que fomenta la participación de autoridades locales, ciudadanos y ONGs en la recuperación de especies amenazadas de nuestra provincia. “El modelo de gestión del CREA permite, además, aprovechar las sinergias que se generan en materia de investigación, educación o terapia”, ha añadido Maribel Lozano. Asimismo, por las características del servicio público que desempeña el CREA, su modelo de gestión es circular, ya que su ciclo de actividad está siempre en funcionamiento, “una oportunidad para que la participación social nunca se detenga” ha subrayado la delegada.

Aunque los programas educativos con escolares se han visto reducidos este año durante la pandemia por motivos de seguridad, en 2019 implicaron a 583 alumnos. El balance del año 2019 del CREA en Jaén se cerró con un total de 833 recogidas de ejemplares heridos de especies silvestres de fauna autóctona andaluza para su posterior traslado al CREA. Dentro de los vertebrados terrestres, las aves fueron el grupo que tiene mayor número de ingresos, con un porcentaje del 90%.

Apoyo durante la pandemia

A pesar de la pandemia, la cifra de ejemplares ingresados se ha mantenido en 2020, 700 hasta el pasado mes de agosto. Se trata de “una actividad esencial que ha seguido contando con la colaboración desinteresada de ciudadanos que han recogido animales heridos o dado avisos a las autoridades. Además, los cuerpos de Policía Local, Guardia Civil y Bomberos han contribuido a la recogida y acogida en sus dependencias”, ha concluido Maribel Lozano con palabras de agradecimiento a todos los actores implicados en este ciclo colaborativo.

Así, son los ciudadanos y las autoridades locales de los 97 municipios de la provincia son los que activan el ciclo de CREA cuando alertan de la existencia de animales amenazados, en un 90% aves, que son trasladados a las instalaciones del centro. El siguiente paso es la evaluación médica que se realiza en el CREA por parte de su personal y es el único momento en el que la sociedad civil no está implicada. En una tercera fase, se procede al periodo de recuperación de la especie salvaje. En algunos casos esta fase se desarrolla en las instalaciones del CREA, cuando se trata de aves de gran tamaño o de animales heridos. En otras ocasiones, cuando las aves solo necesitan hidratación y alimentación porque se han localizado desorientas, en muchas ocasiones por el excesivo calor, diferentes ONG´s colaboran con el CREA haciéndose cargo de los ejemplares. La mayor parte no presentan lesiones y solo necesitan alimentación durante una semana. Por ello, es posible el cuidado por parte de personal no especializado, a los que se forma y proporciona alimentación.

La cuarta fase es el anillamiento de algunas de las aves, gracias a la colaboración del grupo de anillamiento Erithacus Sur. Ello permite la recogida de datos para investigación como un seguimiento de longevidad, movimientos migratorios, filopatría, hábitat de campeo y nidificación. Autoridades locales y escolares participan en el anillamiento. lo que supone una nueva oportunidad para la educación ambiental mediante la experiencia.

La quinta fase es la reintroducción o liberación, en la que el Gobierno andaluz también implica a ciudadanos, autoridades locales y ONGs. Ejemplares de lechuza común (Tyto alba); cernícalo vulgar (Falco tinnunculus); mochuelo europeo (Athene noctua) y autillo (Otus scops) vuelven a tener un hogar en las fincas de la provincia adscritas al programa LIFE, gracias al trabajo de SEO-Birdlife, entidad beneficiaria del Proyecto LIFE Olivares para conservación y fomento de la biodiversidad del olivar. Y los pollos recuperados de cernícalo primilla (Falco naumani) se ponen en las manos de SIECE para su reintroducción en las instalaciones que tiene en el municipio de Rus. Entre junio y agosto se recogen cada año alrededor de 600 de estas aves, 250 de ellas vencejos (Apus apus). Y es que ante situaciones de exceso de calor se tiran al suelo y sus atrofiadas patas (apus significa sin pies en latín) les impiden remontar el vuelo.